Nuestra imagen de niño está basada en su competencia, su potencialidad y sus derechos. Una imagen de niño capaz, potente, sensible y abierto al mundo.
Consideramos a cada uno de nuestros alumnos el centro de su propio aprendizaje, constructores de conocimiento a partir de las experiencias vividas y la interrelación con otros niños y adultos.
Dentro de nuestras aulas tenemos un conjunto de niños y niñas muy diversos en capacidades, intereses, estímulos, circunstancias familiares, circunstancias sociales y circunstancias económicas.
Establecemos una gran variedad y diversidad de actividades que tengan en cuenta las necesidades y los ritmos de aprendizaje de los niños. La intervención educativa debe planificarse con la clara intencionalidad de detectar y compensar las características de cada uno de los niños y niñas para conseguir un óptimo desarrollo de todos ellos.