Con el despertar religioso, pretendemos ayudarles a ir haciéndose poco a poco fuertes en la fe, a la vez que van creciendo como personas sanas, seguras y felices.
Consideramos importante que el despertar religioso del niño se desarrolle en esta etapa dentro de la máxima claridad y concreción y, al mismo tiempo, en un clima de intensa afectividad, teniendo en cuenta que la mejor manera de enseñar las primeras prácticas religiosas es el ejemplo.